Tal y como se esperaba, la serie El caso Asunta se ha convertido en una de las más vistas y comentadas del momento en Netflix.

Sin embargo, la ficción documental, que cuenta la historia del asesinato de una niña gallega de 12 años en el que la justicia tacha como culpables a sus padres adoptivos: Rosario Porto (interpretada por Candela Peña) y Alfonso Basterra (Tristán Ulloa), no se trata del único audiovisual que narra esta escalofriante historia.

nuevas imágenes de 'el caso asunta'
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En 2017 se estrenaba en Atresmedia una docuserie de tres episodios titulada bajo el nombre El caso Asunta: Operación Nenúfar que contó con la participación -desde condena- de los propios Rosario Porto y Alfonso Basterra poco antes del suicidio de Porto. Para ello, ambos se pusieron en contacto en reiteradas ocasiones con Ramón Campos, productor del documental que también es responsable de la actual miniserie de Netflix.

Sin embargo, el contenido completo de una de las cartas más duras y escalofriantes escritas por Basterra salió a la luz como sello final de la serie. Esta decía lo siguiente:

El contenido de la carta de Alfonso Basterra a Ramón Campos, productor de 'El caso Asunta'

la carta de alfonso basterra al creador de 'el caso asunta'
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"Estimado señor Campos,

En cartas anteriores le he transmitido la rabia y la ira que lleva destrozándome y devorándome desde hace tres años. Rabia e ira hacia el juez instructor, hacia el fiscal, los abogados de la acusación particular, los medios de comunicación y, muy particularmente, hacia la persona que acabó con la vida de mi niña.

Pero estos sentimientos me llevarían indefectiblemente hacia la locura y la autodestrucción y eso es algo que no puedo ni debo tolerar, porque abandonaría la esencia de mi yo, del que algo aún queda y acabaría derrotado por fuerzas ajenas a mí.

De modo que tras mucho pensar, he entendido que el perdón es mi camino. La única forma posible de mantenerme en mi camino y sortear este gran reto que el destino me ha puesto.

Puede que no se lo crea, pero después de muchas horas de meditación considero que este nuevo rumbo es, además del acertado, el definitivo. No puedo volver a caer en episodios de cólera como los que he vivido. Es más, he llegado a la convicción de que todos ellos actuaron bajo un signo profesional del que estaban convencidos y con arreglo a la más pura de las éticas. Equivocados totalmente, pero sin saltarse la ley y sin ánimo alguno de condenar por condenar.

Se sorprenderá, pero cuando dentro de seis años, como mínimo, tenga el tercer grado en lugar de asesinar a los citados, como en tantas ocasiones imaginé, lo que realmente deseo es sentarme en una cafetería con ellos y debatir, si lo desean, lo que fue aquel juicio.

Pero lo que nunca haré será exigirles perdón, todo lo contrario, seré yo quién les ofrezca mis disculpas por tan terribles pensamientos surgidos de una locura inimaginable que no deseo a nadie. Y por la misma razón haré lo propio con el asesino o asesina de mi niña, porque ahora sí, estoy convencido de que su acción fue fruto de esa locura, ya que nadie en pleno uso de sus facultades mentales cometería una monstruosidad como esa.

Para terminar le haré una confesión: cuando recupere mi libertad, tengo el firme propósito de desaparecer, nadie volverá a saber de mí, ni tan siquiera Rosario Porto.

Solo tengo una razón para seguir con vida, que no es otra que volver a ser un hombre libre y reunirme con mi niña, nunca antes. De hecho ya tengo pensado el cómo y el dónde, tan solo me falta el cuándo pero todo llega.

Mi verdadera condena no es la prisión, señor Campos, sino no haberla podido socorrer cuando más me necesitó. Eso es algo que nunca me podré perdonar. Así que cuando conozcan mi fallecimiento le ruego que descorche una botella de cava y brinde con los suyos, solo en ese momento comprenderá que he recuperado mi felicidad. Mi niña me necesita y yo a ella.

Atentamente: Alfonso Basterra Camporro".

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