21 restaurantes de moda de San Sebastián donde comer bien más allá de los clásicos

Ubicado en la antigua Cofradia de Pescadores, levantada en el año 1943, este espacio nace con el objetivo de promocionar y revalorizar la pesca del País Vasco. Kofradia - Itsas Etxea es una casa de pescadores que insta a locales y turistas a aprender, descubrir y experimentar el pescado de bajura de Euskadi. Además, el innovador concepto, inspirado por las tradiciones vascas, alberga un restaurante y una tienda de conservas donde catar algunas piezas de escándalo capturados por los arrantzales locales.

Y es que, como dicen ellos mismos, aquí no comerás un txuletón, ni tan siquiera gambas o almejas. Pero disfrutarás del mejor pescado de nuestras costas: anchoa, bonito del norte, atún rojo, verdel, merluza, chicharro, sardina, lubina, cabra roca…

Kaimingaintxo Plaza, 1.

Tan solo abre unos meses al año, de abril a octubre, pero el tiempo en que está abierto sus mesas son puro verano. Los manteles de cuadros, la cubierta de papel y su carta repleta de productos marineros hacen que el cálido amor de Iñaki Azkue Esnal por su tierra sean los protagonistas de esta terraza del puerto pesquero.

Este joven de Orio, formado en las cocinas del Basque Culinary Center y curtido en grandes casas como Elkano, recorrió mundo para terminar entregándose a la culinaria vasca tradicional en Marinela. La sencillez y el respeto al producto son sus máximas y lo demuestra con recetas para repetir como sardinas, rape a la plancha, el bonito del norte, un tomate de la huerta adictivo o la estrella de la casa: unos huevos rotos con bacalao.

Paseo del Muelle, 15 (San Sebastián).

Ocupa la planta baja del hotel Arbaso, y es uno de los imprescindibles de la escena gastro donostiarra en la actualidad. El restaurante Narru ofrece tres propuestas bien diferencias: terraceo, parrilla y cocktails ya sea sentado en su elegante comedor, en el bar si buscas algo divertido y gamberrro o en la terraza bajo los arcos de la calle San Martín.

El chef Iñigo Peña es el alma de Narru y de su cocina, y en sus mesas ofrece una propuesta gastro basada en la cocina de mercado donde el producto brilla en su esencia, con respeto y cariño, sin florituras. Con una profunda consciencia de lo que nos ofrece la naturaleza. Cada ingrediente es elegido por su pureza, de manera intuitiva, sin enmascararlo. Pura transparencia creando platos desde la materia prima.

Algunos de sus platos top son el ravioli de rabo, foie y setas, el salpicón de bogavante del Cantábrico, las almejas a la marinera o a la plancha, el arroz con almejas, las kokotxas de merluza (brasa-salsa-rebozadas-confitadas) o la Txuleta Guikar.

Aunque no estés alojada en el hotel, vale la pena ir allí a desayunar. Tienen opciones como croissant a la plancha o relleno, sandwich mixto con huevo, una suculenta tostada con aguacate y salmón ahumado, otra con tomate y paleta ibérica de Carrasco y la joya de la corona, los huevos Narru, una versión de los benedictine con huevo escalfado, holandesa y cabezada de cerdo.

San Martin, 22.

Comer en barra está de moda. Y eso es lo que debieron pensar Germán y Anali, los dos cocineros peruanos tras este espacio. Tras pasar por grandes restaurantes como el Celler de Can Roca o el donostiarra Kokotxa, decidieron emprender en solitario y hacerlo con un formato en el que la barra es el centro de todo y es el lugar donde ellos mismos terminan los platos.

¿Qué se come aquí? Cocina creativa con tintes peruanos, pero sin olvidarse de donde están. No te pierdas platos como el bollo al vapor relleno de cerdo ibérico, mayonesa de kimchi y remolacha, los raviolis caseros de calabaza con stracciatella, pesto rojo y avellanas o el suculento chuletón de atún de Almadraba que preparan para dos personas.

Paseo de Colón, 11

Con este restaurante Ismael Iglesias decidió lanzarse en solitario tras el éxito cosechado en el oyster bar Kata4 y consiguió cautivar a los foodies más intrépidos. Define su propuesta como alta cocina a pie de ella. Si dejas que la creatividad de Rita te sorprenda con piezas únicas de marisco y pescado, te prometemos que repetirás la experiencia.

Su carta está centrada en platos de temporada y en la gastronomía local. Algunos de sus platos imprescindibles son el jamón de vaca rubia gallega preparado en casa, el carabinero relleno de huevo y trufa o el txangurro a la donostiarra. ¿Te apetece algo más contundente? Termina con su jarrete de cordero con duxelle de champiñón o con la trilogía del txipirón que preparan en su tinta, relleno y a la parrilla. ¿De postre? Su original tarta de queso desestructurada.

Paseo Duque de Mandas, 6-8.

Para iniciarte en la Alta Cocina vasca mientras disfrutas de una panorámica indescriptible, entonces tienes que reservar en Rekondo. Su evocadora gastronomía y magnífica bodega reúnen cada año a gentes de todo el mundo para disfrutar de un enclave único en las faldas del monte Igeldo con vistas a la bahía de Donostia.

La materia prima es vital para este restaurante dirigido por el chef Iñaki Arrieta y, precisamente, a través del mejor producto tradicional logran despertar sabores que nos trasladan al origen de la cultura del País Vaco.

Te recomendamos que pruebes la ensaladilla de bogavante sobre pudín de cabratxo, las almejas en salsa verde’, o las kokotxas de merluza. El cochinillo, confitura de piña y dátil y crujiente de piña hará las delicias de los paladares más exigentes. Y para rematar, un tocino de cielo con brownie de chocolate y sorbete de frambuesa o unas milhojas de mousse de chocolate blanco, culis de naranja y sorbete de maracuyá.

Paseo de Igeldo, 57.

Si visitas el Museo San Telmo, te encontrarás con el Zazpi STM, un restaurante que se configura a través de dos espacios donde podrás disfrutar de una gastronomía local, de temporada y de calidad. Por un lado, el comedor. Un entorno tranquilo y elegante. Por otro, la taberna, un espacio más dinámico y desenfadado con terraza donde la oferta es más informal entre pintxos, raciones para compartir y plato del día.

Su propuesta se basa en una cocina vasca actualizada, sin olvidar la memoria gustativa de su pueblo, abogando por productos de temporada de la máxima calidad y apostando por productos locales para generar economía circular.

Te recomendamos que pruebes la suprema de bacalao y guiso meloso o el pichón en dos cocciones, su paté y chutney de tomate y manzana, en caso de que prefieras carne. Eso sin olvidar los raviolis de txangurro, puerro y albahaca para abrir boca y un buen flan cremoso de queso, manzana e intxaursalsa como colofón.

Plaza Zuloaga, 1.

El hotel Villa Favorita atesora uno de los grandes restaurantes de San Sebastián. Fue en 2020 cuando abrió allí Amelia, el espacio del chef argentino Paulo Airado. Su ascenso fue meteórico, consiguiendo su primera estrella Michelin a los pocos meses y la segunda en el mismo 2021.

El espacio cuenta con una barra y dos mesas, desde las que se disfruta del ir y venir de los cocineros terminando esos deliciosos platos que probaremos durante nuestra visita. Y es que los ingredientes se presentan al principio, en crudo, para más tarde ir convirtiéndose en geniales bocados a medio camino entre Europa y Asia y más concretamente entre Italia y Japón. Trabajan con un único menú degustación a modo de 'omakase italiano' que varía cada temporada.

Zubieta, 26

El casco viejo tiene otro de esos tesoros que la Michelin ha tocado con su varita. Y es que en este restaurante, llevan más de 20 años dando de comer y haciendo gozar a todo el que pasa por su mesa, más allá de sus reconocimientos.

Con Daniel López y Estela Velasco en cocina y sala respectivamente, este espacio, dedicado a una de las elaboraciones más finas que se hacen con el pescado -que aquí preparan a la brasa-, apuesta por la cocina de raíces vascas, elaborada con el mejor producto posible. Eso sí, no faltan guiños a otras culturas gastronómicas viajeras, pero muy bien entendidas.

Campanario, 11

El de Aitor Santamaría es un multi espacio donde pasan muchas cosas, un espacio interactivo donde triunfan la coctelería, la cocina en miniatura, los pintxos y demás creaciones. Y todo ellos se presenta en varios ambientes dentro del Hotel Zenit Convento de San Martín, un antiguo monasterio de finales del siglo XIX que se reformó para acoger el hotel y su restaurante.

Imagínate. Tiene una barra en la que disfrutar de pintxos y raciones más informales, una de sushi y otra de embutidos. Pero hay más, una zona de parrilla, un reservado y el restaurante propiamente dicho, donde el chef prepara una cocina tradicional vasca con toques internacionales y lo hace de una forma sencilla, con platos como la merluza rebozada con caldo de pimiento rojo o con un pato azulón con pistacho.

No te pierdas la capilla, porque en lo que fuese la antigua iglesia del monasterio, ahora han puesto una barra de coctelería con picoteo, que invita a pasar el rato rodeada de misticismo propio del lugar.

San Martín, 45

¿Un arroz en tierra de asadores? Sí y además fabuloso. Eso es en lo que se han especializado en esta taberna donde el alicantino Israel Martínez, pone lo mejor de su tierra en el plato. Y esa es la cocina mediterránea, pero también platos viajeros con ingredientes de aquí y de allá.

Los protagonistas son sus arroces en lata, en ese recipiente rectangular que se terminan y se presentan así, en homenaje a los que prepara al cuadrado el chef Kiko Moya. ¿Las recetas? Poco convencionales, como el arroz de llonganissa, morcilla, habas y ajos tiernos o el de codornices y setas shiitake y clásicos como un fantástico arroz de rape y cigalas.

Bordatxipi Pasealekua, 20

Salir a cenar y terminar saliendo, probablemente es lo que te suceda en este restaurante si te animas a reservar mesa un viernes por la noche. GU San Sebastián es uno de los locales de moda en Donosti y puedes hacer todo tipo de planes dependiendo de la hora del día a la que llegues.

Si empiezas con unas cervezas a media tarde, es probable que no puedas resistirte a probar su menú y terminar con unas copas y un baile.

Parque Alderdi Eder, 1.

El estudio de Sandra Tarruella es responsable de esta decoración vanguardista con toques retro en la ciudad de 'La Concha'. Con una fuerte vocación artística abrió sus puertas y, además de exposiciones mensuales que adornan el espacio, las noches del viernes y el sábado La Madame se transforma. En este espacio se aúna restaurante y coctelería en una propuesta innovadora, pero que mantiene en cierta forma las esencias vascas en el fondo aunque no en la forma.

La carta tiene mucha cocina fusión, y en ella puedes encontrar platos asiáticos como su nigiri de foie al estilo unagi, los dumplings de cerdo, gamba y verdura con salsa de vinagre negro. Entre sus segundos platos, destacan algunos como la merluza estilo thai, el meloso de cerdo ibérico o el pork belly a baja temperatura. Ah, y los fines de semana sirven un brunch que no conviene perderse.

San Bartolomé, 35.