«Mirar atrás, para mí, resulta un instrumento muy útil, no solamente para trabajar, sino para el día a día. Me reconforta, me ayuda a colocarme y a tomar decisiones», dice Elena Anaya (Palencia, 1975). La actriz, una de las protagonistas de la nueva serie original de Disney+ Las largas sombras, habla sin nostalgia de su adolescencia: «Cuando pienso en el pasado, conecto mucho con quien fui, sé de dónde vengo y hacia dónde voy. Y creo que, a veces, para tomar resoluciones no sólo hay que enfocarse hacia adelante, sino saber también qué camino has recorrido», reflexiona. Junto a ella, una de sus compañeras de reparto, Belén Cuesta (Sevilla, 1984), la atiende sonriente y continúa sus palabras: «Yo no tengo tan buena memoria... –confiesa divertida–, aunque tal vez sea por ese dicho de que la felicidad es la suma de salud y mala memoria».

Hablar del pasado viene a cuento, porque es uno de los trasuntos del proyecto que las ha reunido bajo la dirección de Clara Roquet, cineasta galardonada con el Goya a la Mejor Dirección Novel en 2022 por Libertad y que, en esta ocasión, ha contado con ellas en un reparto estelar junto a Irene Escolar, Marta Etura, Ana Rayo, Itziar Atienza y Lorena López.

elena anaya y belen cuesta son dos de las protagonistas de la serie las largas sombras, un thriller femenino sobre la amistad y los reflejos del pasado
Foto: Javi López. Realización: Sylvia Montoliú.
Elena Anaya, con ‘blazer’ de cuadros, camiseta de tirantes, pantalón con cinturón, calcetines de rombos y sandalias de terciopelo, todo de Prada. Belén Cuesta, con ‘blazer’ de lino, vestido de tirantes, bailarinas y anillo de oro con piedra, todo de Dior.

DE LUCES Y SOMBRAS

Old sins cast long shadows reza el viejo proverbio inglés que da título a esta producción, que se estrena el 10 de mayo, basada en Las largas sombras, la novela homónima de Elia Barceló. En ella se aborda la historia de un grupo de mujeres que vuelve a reunirse 25 años después de dejar el instituto cuando, inesperadamente, aparecen los restos mortales de una de sus compañeras de clase, desaparecida durante el viaje de fin de curso a Mallorca. A partir de ahí, las vidas de las protagonistas se ven alteradas y envueltas en un apasionante thriller psicológico que profundiza en la amistad femenina y las luces y las sombras del pasado. También hay asesinatos, una investigación y unas cintas de vídeo que son claves para la resolución del caso. Así, el ayer se convierte en un rompecabezas o un espejo roto que, a medida que se va recomponiendo, provoca cortes y abre heridas. «El título hace referencia a esa sombra que te convierte en quien eres en el presente», explica Cuesta sobre el fascinante puzle que componen las actrices, en el que un grupo de amigas van construyendo sus caracteres en función de las otras.

belen cuesta es una de las protagonistas de la serie las largas sombras, un thriller femenino sobre la amistad y los reflejos del pasado
Foto: Javi López. Realización: Sylvia Montoliú.
Belén con ‘maxiblazer’, pantalón de encaje y sandalias, todo de Michael Kors.

Clara Roquet, en sus notas de dirección, expresa una aclaración sobre una suerte de fresco femenino contemporáneo: «Se trata de mujeres complejas, con claroscuros, que cargan un peso tremendo del pasado, otro tema central en la serie: el espejo entre el pasado y el presente, la identidad como una máscara imperfecta llena de grietas por las que se cuelan los traumas y secretos, que más tarde o más temprano va a caer». Belén lo suscribe: «En la serie todas guardan cosas y, a medida que transcurre la historia, van quitándose capas», y para ello, confiesan ambas, agradecen todo el trabajo previo realizado para poder ahondar en los caracteres con la profundidad que requerían.

«Hablar de series ‘por o para mujeres’ no es bueno, no pone el foco en la igualdad» Elena Anaya

MUJERES CREÍBLES Y DIVERSAS

Otro de los retos que asume la producción es que muestra a las intérpretes tal y como son, en un ejercicio de honestidad visual: «Clara nos quería naturales –explica Elena Anaya–. En otros trabajos, tal vez se requiere una cierta apariencia sofisticada de las actrices, que aparezcan con un maquillaje que tape todo tipo de imperfecciones o con filtros. Imagínate, por ejemplo, rodar una secuencia en la que Belén se acaba de levantar, está desayunando en su casa y que aparezca maquillada. Eso no es real». Las dos aplauden la verosimilitud a favor de la historia. Una narración que, a pesar de contar con un reparto eminentemente femenino, para ellas no es «una serie para mujeres».

«Emplear esos términos no es bueno, porque no pone el foco en la igualdad, sino en la diferencia», aclara Elena. «Y aunque cuente con un reparto inmensamente femenino, también hay personajes masculinos muy relevantes, además de un equipo técnico maravilloso y excepcional donde también hay hombres. No creo en absoluto que sea para mujeres. Es un relato sobre una situación traumática que les ocurrió a unas chicas muy jóvenes que se reencuentran años después, y cómo ese hecho dramático ha modificado para siempre sus vidas», sentencia. Belén añade, además, que parte de la edad de la inocencia y de los sueños que cada una albergaba. «Me gusta cuando ellas hablan de cómo se imaginan en el futuro y comprobar lo que ha sido su recorrido después. Además de contemplar la amistad en un grupo de mujeres tan diferentes».

elena anaya y belen cuesta son dos de las protagonistas de la serie las largas sombras, un thriller femenino sobre la amistad y los reflejos del pasado
Foto: Javi López. Realización: Sylvia Montoliú.
Elena con top palabra de honor y ‘minishorts’, todo de Emporio Armani. Belén, con maxivestido de Valentino.

UN NUEVO RELATO

Ambas actrices coinciden en que, más allá de la ficción, en su sector aprecian un cambio de mentalidad que agradecen en términos de igualdad de género. «Mi experiencia es que, en 30 años de carrera, yo me he encontrado con gente muy respetuosa, entre la que he hallado mi lugar, he podido expresarme y, cuando he sufrido un problema, he tenido la ocasión de plantearlo y solucionarlo, independientemente de mi sexo», arranca Anaya, la más veterana de las dos. «Entiendo que hay mujeres que tal vez no han tenido esta suerte y que, por ser tías, tienen que callar... Le habrá pasado a muchísimas. Yo me he tenido que callar otras veces, pero no por ser mujer», explica.

Belén, que fue madre por primera vez hace unos meses, señala en esa circunstancia un cambio positivo: «Por ejemplo, tras la maternidad, lo que he sentido ha sido un cariño y un cuidado por parte de mis compañeros que no sé si se daba antes. Hoy, afortunadamente, se puede hablar de distintos temas con naturalidad, seguramente gracias a que antes ha habido muchas mujeres que han sabido decir no a cosas que no tenían ningún sentido».

«Tras la maternidad, he sentido un gran cariño y cuidado por parte de mis compañeros» Belén Cuesta

«Esto ha cambiado de forma significativa por suerte», continúa Elena, madre de dos niños de 7 y 3 años. «Ahora encuentras el espacio necesario para poder estar acompañada de tus hijos si tienes que llevarlos contigo o si les das el pecho. Yo lo he hecho, me he ido a rodar con ellos y no ha pasado absolutamente nada. Ese apoyo lo he disfrutado siempre», concede satisfecha.

Lo que, sin embargo, no ha cambiado para ellas es que, desde muy jóvenes, ambas supieron con claridad cuál era su vocación. Anaya recuerda haber dudado algún tiempo antes, por no atreverse a decir lo que quería ser cuando estaba en el instituto: «Sí sabía lo que no quería estudiar, que era básicamente todo lo que aparecía en las listas de la orientación universitaria. Por suerte, repetí un año, y aquello me sirvió para decidirme a hacer lo que de verdad me apetecía, que era ser actriz», recuerda.

AQUELLOS MARAVILLOSOS AÑOS

Belén Cuesta, que pasó buena parte de su infancia y adolescencia en Fuengirola, nos cuenta que durante un tiempo pensó en ser bióloga, una idea que descartó enseguida para poner todo su interés en la interpretación: «A mí me marcó especialmente un profesor de literatura que tuve, don Juan Ignacio, el Morsa», evoca con una carcajada. En aquellos años, expresa haber sentido fascinación con las primeras obras del colegio, en las que intervenía «hasta para elegir el casting», cuenta entre risas. No en vano, se apuntó pronto a su primera academia de teatro, y más tarde se licenció en la Escuela Superior de Arte Dramático de Málaga.

elena anaya es una de las protagonistas de la serie las largas sombras, un thriller femenino sobre la amistad y los reflejos del pasado
Foto: Javi López. Realización: Sylvia Montoliú.
Elena con vestido de gasa con pechera tipo esmoquin, de Dolce & Gabbana.

De esa época, también recuerda «un año tonto» en el que hizo muchas pellas, hasta que su padre se enteró... «Un día me sentó en el sofá y me dijo: “Mira, haz lo que quieras, pero que sepas que no se trata de que estés tirando mi dinero, sino de mi tiempo. Porque para que tú estudies, yo dedico gran parte de mi vida a trabajar”. Aquella conversación, que tengo grabada en la memoria, me dolió, aunque me sirvió para centrarme», confiesa.

Elena, por su parte, también guarda especial aprecio por otra profesora de literatura que le enseñó a amar los libros y las historias, pero su mayor tesoro de la etapa del instituto, dice, son sus amigos: «Juanma y Begoña se convirtieron en mis hermanos de sangre y de alma. Son mis amigos y lo serán siempre. Es lo mejor que llevo de esa época y, afortunadamente, sigo teniéndolos a mi lado», cuenta, y rememora las noches que pasaban en fiestas de pueblos subidos los tres a una ranchera.

Y terminamos preguntándoles qué mensaje mandarían a sus yos de entonces: «Le daría las gracias, porque fue una Elena muy valiente que tomó muchas decisiones y que se atrevió a ser ella misma. Y me parece increíble para lo pequeña que era. Y eso también me permite hoy, a mis 48, seguir siendo yo misma», confiesa Anaya. Y Belén, por su parte, añade: «Creo que haría todo igual. Y a la adolescente que fui le diría: “Confía”».